Fe, Ministerio y Autismo: Nuestro Testimonio de Esperanza
- Janet Patricia
- 2 abr
- 3 Min. de lectura
Aún recuerdo el impacto que tuvo en mi corazón escuchar que nuestro hijo es autista. Pero también quedó grabado en mi alma el momento en que recordé que Dios cumplirá Su propósito en su vida.
No es fácil recibir un diagnóstico médico, especialmente cuando se trata de nuestros hijos. Durante mucho tiempo tuve esa sospecha, pero, al mismo tiempo, quise ignorar ciertas señales que indicaban que mi hijo era diferente a la norma.
¿Cuándo comenzaron mis sospechas?
Entre los tres y cuatro años de edad, empecé a notar ciertas características en mi hijo. Aunque siempre ha sido un niño activo, cariñoso, alegre y ocurrente, en algunos momentos evitaba el contacto visual conmigo. También observé que solía caminar en puntas o en círculos con frecuencia.
Cuando comenzó el preescolar, su maestra me comentó sobre sus dificultades de concentración y sugirió que podría necesitar terapia del habla.
Inicialmente, mi hijo comenzó con terapia del habla, pero, ante mi insistencia, logré que nos dieran un referido para una evaluación con un pediatra del desarrollo. Lamentablemente, debido a la alta demanda, estuvimos casi dos años en lista de espera. Finalmente, tras varias citas con psicólogos y personal del departamento escolar, logramos que fuera evaluado.
La importancia de un diagnóstico y buscar ayuda
Luego de recibir el diagnóstico, ha sido necesario realizar múltiples gestiones: terapias, cambio de escuela y un sinnúmero de evaluaciones médicas.
No puedo negar que aún me cuesta aceptar la realidad de los retos que enfrentamos como familia, pero puedo decir con certeza que el gozo del Señor es y siempre será mi fortaleza.
Ver los avances de Isaak ha sido una gran bendición. Recibir la ayuda necesaria le ha permitido desempeñarse mejor en la escuela. No pueden imaginar la emoción que siento al verlo aprender a leer poco a poco. Es un trabajo diario, pero con fe, paciencia y amor, dará su fruto.
¡Sí se puede hacer ministerio!
¿Requiere mayor sacrificio? Sí, no lo puedo negar.
Quienes conocen más nuestra historia saben que, en 2019, mi esposo sufrió un derrame cerebral. Ese evento nos cambió la vida por completo. Actualmente, él sigue incapacitado para trabajar y continúa enfrentando desafíos de salud.
Esto me ha colocado en una posición donde mi primer ministerio es mi hogar. Sin embargo, Dios, en Su gracia y misericordia, me ha dado la fuerza para servir en mi iglesia, llevar mensajes de fe e inspiración a través de mi podcast y seguir levantando mi voz en alabanza.
”¿Por qué estar triste, si Su gozo es la fortaleza de mi vida? ¿Por qué angustiarme, si mi vida está segura en Sus manos? ¡Hoy voy a alabarle, nada lo impedirá!”
Aun en medio de mis quebrantos, he visto la mano de Dios sobre mi casa. Enfrentamos retos todos los días, pero nunca dejaremos de testificar Su grandeza. De algo estamos seguros: el Señor cumplirá Su propósito y terminará la obra que comenzó.
Un mensaje para los padres
Hoy quiero dirigirme a ti, mamá o papá, que quizás estás notando señales en tu hijo que indican que necesita ayuda. No te aferres a la negación ni al temor. Recibir un diagnóstico no es falta de fe; al contrario, es permitir que Dios use a personas con las herramientas necesarias para apoyarnos en los desafíos que nuestros hijos enfrentan.
Si tú también necesitas ayuda, búscala sin vergüenza ni miedo.
Mi hijo es un milagro en proceso, y yo confío en que Dios cumplirá Su propósito en su vida. Y lo mismo creo para ti y tu familia.
El autismo no define a mi hijo, así como los desafíos no definen tu vida ni tu llamado. Dios sigue siendo fiel, y Su propósito en cada uno de nosotros sigue en pie.
Si hoy enfrentas temores, incertidumbre o dudas, recuerda que el Señor es tu fortaleza. Él te ha equipado para este tiempo y para esta misión: amar, cuidar y guiar a los que te ha confiado. ¡Sigue creyendo, sigue avanzando y sigue confiando!
“Porque yo sé los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza” (Jeremías 29:11).
Hoy, 2 de abril, Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo, junto a mi hijo Isaak Josué levantamos un Grito de Alabanza. Puedes escuchar y ver el video lyric en este enlace:
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